Si terminaste la secundaria, ¿Seguirás una educación superior?, ¿Será técnica o universitaria?, ¿Qué carrera llevarás?, ¿En cuánto tiempo encuentran empleo los egresados de esa carrera?, ¿llevar estudios superiores incrementa las posibilidades de éxito en el mercado laboral?, ¿muchas preguntas?, algunos ni se percatan de lo trascendente que es elegir una carrera, lee más y decide correctamente.
El reconocido Profesor Gustavo Yamada, indica que la probabilidad de continuar con una educación superior depende marcadamente de la condición económica de la familia, es decir, más de un medio en jóvenes de clase alta y un tercio para la clase media, pero resulta inferior al 15% para jóvenes pobres. “Esto sucede a pesar de que la educación superior es un poderoso instrumento para superar la pobreza”, señala, agregando algo alentador para nuestra sociedad “la probabilidad de ser pobre habiendo llegado a la educación superior es menor al 20%”.
Los jóvenes desafortunados, a consideración de Yamada, son quienes las necesidades económicas urgentes y la ausencia de amplios sistemas de crédito para la educación superior bloquean sus accesos a dicha educación, “perpetuando su pobreza”, acota.
Las familias que si pueden apoyar económicamente a sus hijos durante sus estudios superiores, tienen que resolver estas preguntas: ¿qué carrera estudiar y en qué institución hacerla?, para esta situación, el profesor Yamada comparte los siguientes factores claves: la vocación, las aptitudes del joven y la demanda del mercado laboral:
Vocación y aptitudes del joven: “Lo que se estudie en los próximos tres a siete años determinará en buena medida el trabajo diario por cerca de cinco décadas. Por ello, la elección será mejor mientras más le guste al joven (mejor aún si le apasiona) lo que hacen los profesionales de la carrera elegida y mientras más aptitudes necesarias para dicha carrera tenga (habilidades para tareas cuantitativas, o para la abstracción, o para leer y comprender textos complejos, o para llevar a la práctica las ideas teóricas, entre otras)”.
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Consideración de la demanda del mercado laboral: “Esto debe ser por parte de los profesionales de la carrera e institución a escogerse. Es necesario preguntar a las instituciones que brindan la carrera preferida sobre el porcentaje de sus egresados que han obtenido empleos relacionados en los 6 primeros meses de egreso y el promedio de remuneraciones recibido. Averiguar también el porcentaje de estudiantes que ya están realizando prácticas pre-profesionales remuneradas en los últimos años de la carrera”.
El profesor también añade que se debe conversar con egresados de la carrera e institución evaluada para corroborar la información proporcionada. Indagando también si la institución tiene un comité consultivo con empresas líderes en la contratación de profesionales de la rama escogida.
Yamada concluye indicando que investiguemos bien: si la institución y la carrera han obtenido acreditaciones nacionales e internacionales que certifican su calidad académica, si la infraestructura y los profesores están actualizados, tanto en metodologías educativas como en experiencias de investigación y prácticas en el mundo real, y si cuentan con bolsas de trabajo y vacantes de empresas reconocidas en el mercado.
Esta decisión define, para bien o para mal, toda una vida profesional y por ello merece ser sopesada con la mayor cantidad de información transparente posible. Lo importante es tener la confianza de que tanto la carrera como la institución educativa serán de beneficio en esta etapa decisiva de tu vida.