Soy suizo, es decir vivo en uno de los países más ricos del mundo. Uno podría pensar que vivir en un país donde no falta nada, la vida sería maravillosa y que la juventud tendría todas las puertas abiertas para hacer una buena carrera profesional, ganando bastante dinero y teniendo todas las condiciones para llevar una vida laboral satisfactoria.
Aunque para un buen número de jóvenes esto aun está fuera de la realidad, no es toda la verdad. Existe la real preocupación al tener una cantidad creciente de jóvenes resignados, frustrados y con depresiones. ¿Por qué? Muy simple, porque ven que todo ya esta hecho o, aún peor, que el país que ha sido famoso por su espíritu de invenciones se ha convertido en una economía de casi puras prestaciones de servicios. Es decir, el desafío de crear algo nuevo cada día esta desapareciendo. El lema de los países ricos como el mio ya no es construir sino conservar, una perspectiva que seguramente no es muy alentadora para un joven con ambiciones, sueños e ideales.
{mosimage}Con el mundo globalizado, la industria de mi país, con la excepción de la fabricación de chocolates y relojes, se ha trasladado a países con un costo de producción más bajo, logrando que las perspectivas después de un estudio de ingeniería ya no sean tan buenas. Lo mismo pasa con los agrónomos; ya que la agricultura también esta disminuyendo. Hoy existen campesinos suizos que están emigrando a Canadá o Australia para construir una nueva existencia.
Los servicios de informática los compramos cada vez más desde India y Pakistán porque son más baratos allá. Tenemos tantos médicos que las universidades tienen que limitar el acceso para los estudios de medicina. Por todas estas razones nuestras universidades están llenas de estudiantes los cuales a pesar de que tienen otras virtudes estudian economía o leyes para después encontrar un trabajo en un banco o en una compañía de seguros.
El resultado es que muchos jóvenes están trabajando en una profesión que en realidad no es lo que querían y lo más preocupante de todo es que al final, solamente los mejores encuentran trabajo y aquellos que no traspasan el promedio quedarán sin ocupación.Hasta aquí he subrayado las tendencias negativas que están sucediendo en mi país y probablemente en todos los países muy desarrollados. Desde luego, todavía sigue predominando el sentimiento de gratitud al ser ciudadano de un país donde uno puede vivir en prosperidad. Sin embargo, no puedo dejar de dar un mensaje a los jóvenes que viven en países en desarrollo como el Perú:
{mosimage}Hace poco me casé con una peruana y en los últimos 5 años he estado frecuentemente en este país maravilloso. Lo que me salta a la vista es que hay muchos jóvenes que hacen esfuerzos enormes para salir adelante; es decir, tienen un nivel de educación que está cerca a la de su edad en Norteamérica o Europa. Lo que me preocupa es que muchos de ellos tienen la intención de emigrar con su “know how" adquirido a países de Europa o a Estados Unidos. ¿Por qué? Me imagino que en primer lugar es por el tema del dinero y en segundo lugar porque no tienen confianza en el gobierno y en la economía de su país.
{mosimage}Bueno, no quiero meterme en los asuntos internos de otro país pero estoy convencido de que a pesar de los problemas que seguramente existen hay suficientes posibilidades para no escapar a un mundo extranjero que muy probablemente no se va presentar como la tierra prometida. Al contrario, si yo fuera joven otra vez (tengo 58 años) buscaría el desafío profesional en un país donde habría un montón de cosas para mover, en fin, para participar en el progreso de un país en desarrollo en lugar de administrar la continuación del bienestar en un país que ya tiene de todo.
Es así que quiero invitar a todos ustedes jóvenes del Perú a que contribuyan con sus esfuerzos al desarrollo en su propio país en lugar de escapar al extranjero. Para salir adelante ¡el Perú necesita la creatividad y el esfuerzo de todos ustedes!
Heinrich Wegmann
Zurich, 20 de Abril de 2008