Estudiosos de la Universidad Alas Peruanas y autoridades de Chivay, en exploraciones arqueológicas, descubrieron 14 litomaquetas con representaciones de paisajes agrícolas en el sector de Cerro Choketillo del distrito de Macca, a 20 kilómetros del pueblo de Chivay, siguiendo la carretera que recorre el Cañón del Colca.

 
 
 

Son piedras de hasta 10 metros de superficie con figuras que representan canales que recepcionan el agua de los deshielos, lagunas, canales de distribución y terrazas artificiales; algunas tratando de representar de manera realista el escenario; otras, más complejas, parecen tratarse de una abstracción del paisaje, representando un conjunto de lagunas, unidas por una malla de canales.

   
 

“Que son ideas gráficas, no cabe discusión, talvez relacionadas a un rito mágico (pagapo) de pago al agua, a los dioses; más aún si se encuentran en una armonía paisajista, que observa desde un balcón el escenario abierto, descubierto, mirando al cosmos”, declaró  el arqueólogo Jaime Deza Rivasplata, quién participó de los hallazgos.

   

 

Por los fragmentos de cerámica registrada en la superficie y en las tumbas disturbadas, estarían en asociación cultural a los Collaguas y Cabanas, herederos de una cultura panandina Tiawanaku, que se origina por el siglo X después de Cristo.

El doctor Fidel Ramírez Prado, rector de la Universidad Alas Peruanas y gestor de esta expedición ha solicitud de los lugareños y autoridades, en su último viaje, comentó que:

“el mundo andino se expresaba con mitos de argumentos animistas; el poder de los cerros es uno de ellos. Hasta en la actualidad se escucha hablar del poder que determinados lugares tienen, como el Sabancaya; determinadas plantas que los curanderos manejan; árboles donde ha vivido o acostumbraba estar un curandero; huacas y cerros donde viven los dioses tutelares o apus a quienes invocan los brujos en sus sesiones”.Es posible que el cerro Shoketico haya sido objeto de creencias de un gran poder, por eso se le escogió como escenario para estos rituales durante siglos, además que desde este balcón del cañón se observa directamente los nevados Supregina y Bombaya, sujetos de agradecimiento y reciprocidad andina.


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