Profesionales para un mundo mejor

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Esta frase de Nelson Mandela, ganador del premio Nobel de la Paz, implica que una formación de calidad y basada en valores hará posible construir, poco a poco, un futuro mejor. Durante la etapa universitaria, la enseñanza académica parece ser el enfoque más importante, sin embargo, la formación ética y moral son la verdadera base para formar mejores profesionales.

Uno de los factores que definen a un profesional intachable es la integridad. Esta virtud, contraparte de la doble moral, se refiere a la capacidad de una persona para actuar, pensar, sentir y ser lo mejor posible en todos los ámbitos de manera congruente. De esta manera, un profesional íntegro será capaz de evocar confianza y responsabilidad en su entorno.

Por otro lado, la búsqueda de la verdad es otro factor que compone a un profesional de éxito. Buscar la verdad es esforzarse al máximo por entender una situación y sacar conclusiones verídicas para poder proponer soluciones y defenderlas con una seguridad certificada. En pocas palabras significa comprometerse con la justicia y resguardarla. Un profesional que defiende la verdad tiene asegurada una carrera honorable.

Asimismo, otro componente del triunfo profesional es la sensibilidad social. La capacidad de ponerte en el lugar de otro, de escuchar las opiniones de los demás, de ser consciente que tus acciones afectan a otros, todo esto es la sensibilidad social. Una empresa que aplique este concepto correctamente, logrará ser apreciada por sus grupos de interés.

En suma, podemos concluir que existe una gran diferencia entre llegar a ser profesional y llegar a ser un buen profesional. El primero, solo se verá motivado por factores utilitarios y podrá tener una carrera exitosa, pero no necesariamente honrada. Sin embargo, un buen profesional es quien está incentivado por generar un cambio positivo, cuya labor y éxitos alcanzados sean resultado de una trayectoria transparente