Reconozcámoslo aunque nos duela: La educación peruana es una de las peores del mundo,  “el crecimiento económico del Perú es muy bajo y mediocre” es la mejor expresión que resume el nivel de competencia con el que cuenta el Perú frente al de otros países.

Aparentemente no existe relación entre la economía del país y la educación. Sin embargo, eso no es cierto. El mercado afecta directamente a la educación y viceversa. Además, como veremos más adelante, las respuestas a preguntas tan importantes como por ejemplo: ¿Por qué el Perú no mejora?, ¿Por qué habrá tanta gente sin trabajo en nuestro país? y ¿Por qué el mundo tiene la idea de que el Perú no es capaz de competir con otros países? pueden encontrarse partiendo de un cambio en el manejo de un factor que precisamente constituye ese “ingrediente mágico” que necesita “la receta del cambio” que todos esperamos y merecemos.

Por otro lado, si la economía se mantiene estanca y la educación no mejora es principalmente porque ambos sectores se mantienen alejados el uno del otro. Es decir, la economía no considera que la educación sea un apoyo importante y la educación no considera a la economía como algo de suma importancia para poder mejorar.

Existen algunas razones principales por las cuales la economía y la educación no trabajan en equipo y así logran hacer un mejor trabajo. A continuación las presentamos:

Primera: La educación no presta atención a lo que los peruanos queremos realmente aprender o practicar. En otras palabras, nos dan herramientas que luego no podremos usar porque quienes deben contratarnos no las necesitan.

Segunda: Las carreras y el contenido de las mismas, es decir qué cursos nos enseñarán en cada materia, siempre son los mismos y dependen del lugar en el cual estudiemos. Por tanto, lo que nos enseñen al elegir una carrera no será lo que realmente necesitamos. Es decir, lo aprendido nunca podremos practicarlo y si tenemos la suerte de que alguna empresa nos contrate, no podremos trabajar en ella por mucho tiempo porque lo que nos enseñaron es lo que menos se parece a lo que las empresas realmente necesitan.

Tercera: En el Perú, la cantidad de universitarios es el doble de la de los “técnicos”. Esta proporción es inversa a la de los países desarrollados. El romanticismo y la tradición que nuestros padres suelen profesar en su frase “mi hijo va a la universidad, va a ser un profesional” parece sentenciarnos y el impacto social de esa dicha frase ha dado como resultado una oferta educativa que no se adecua, como dijimos anteriormente a las exigencias tanto de las empresas como de los estudiantes. Además, no se tiene cuidado en cómo las empresas hacen su trabajo; es decir, no hay distinción ni reconocimiento para las  empresas que desarrollan mejor su trabajo en determinado rubro y eso se debe principalmente a que los centros de estudios son productores en serie de egresados pero no de profesionales.

Cuarta: Considerando que en el Perú, las carreras científicas no cuentan con el número tan importante con el que cuentan las carreras de letras, el futuro tecnológico de nuestro país es incierto y es muy probable que no logremos salir del círculo vicioso en el cual nos encontramos.

Hemos expuesto ya las causas de los principales problemas que se presentan en nuestro país tanto el campo laboral como en la educación y en la tecnología. Como hemos expuesto hasta el párrafo anterior, la solución a gran parte de estos problemas se encuentra en el manejo de la educación. A continuación sugerimos algunas soluciones:

  • Cambiar el sistema de la educación peruana para formar emprendedores, logrando así que nuestras microempresas salgan de la sobrevivencia y se integren a la modernidad. Si este primer objetivo se alcanza, todos y cada uno de los estudiantes egresará de su respectivo centro de estudios con herramientas y conocimientos propios para poder administrar su propio negocio. Además, el egresado podrá trabajar de manera independiente, siendo él mismo su jefe y decidiendo hasta dónde quiere que su negocio llegue.
  • Los centros de estudios deben mantenerse abiertos a la opinión y pedidos de las  empresas, solo así se podremos contar con una educación al servicio del progreso y el resultado será empresas y centros de estudios trabajando como un equipo y beneficiando así el avance que nuestro país merece.
  • Lograr que los institutos y carreras técnicas se equiparen con las profesiones universitarias. De esta forma, el Perú podrá contar con alumnos técnicos y universitarios graduados  desde ambos rubros y preparados para competir con los egresados de cualquier país.
  • Hacer notar que la educación tiene muchísimo que ver con el futuro del país. Con carreras y especialidades basadas en la formación científica, estaremos preparados para aprovechar al máximo los beneficios de la globalización y la revolución tecnológica de nuestra época.

Ahora que tenemos una posible solución a los problemas que nos afectan, es solo cuestión de poner en práctica todo lo antes expuesto. Debemos de ser los mejores en todo lo que hagamos, pues solo así podremos cambiar la nuestra realidad y dejar de lado la mediocridad. ¡El cambio está en nuestras manos, adelante!


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