Hace poco acabé una investigación financiada por el Consorcio de Investigación Económica y Social que se preguntó si “a más estudio, ¿más cosecha?”, interrogante planteada en la última CADE. La respuesta encontrada fue “a veces sí, y a veces no”. Debido a un severo desencuentro entre carreras y lo que realmente demanda el mercado laboral, la cosecha es en promedio cercana a 0 (1,2 por ciento real anual) para la educación superior no universitaria (carreras técnicas de tres años) privada, y asciende a 5,5 por ciento para su contraparte pública. Cualquier inversión alternativa sin riesgo en las instituciones financieras peruanas otorga rentabilidades superiores a estas tasas. Por su parte, la rentabilidad real anual para la educación universitaria privada y pública se sitúa entre 12 por ciento y 15 por ciento, niveles relativamente competitivos con otras inversiones productivas o financieras alternativas.

Estos resultados utilizan la metodología financiera de tasas internas de retorno y consideran los ingresos reportados desde el egreso educativo hasta la edad de jubilación en las Encuestas Nacionales de Hogares (sea en la condición de empleo adecuado, subempleo profesional o desempleo abierto), el nivel de estudios superiores alcanzado y los costos privados promedio incurridos, más los costos estatales adicionales en el caso de la educación superior pública.

Una rentabilidad promedio cercana a cero en el caso de los institutos privados superiores contempla, muy posiblemente, retornos altamente positivos para instituciones de comprobada pertinencia y calidad, a la par con una gran cantidad de retornos negativos en el caso de instituciones de muy baja calidad y nula pertinencia laboral que solamente lucran con “enseñanza de tiza y pizarra”. En estos últimos casos, lo que se obtiene de ingresos adicionales por haber estudiado en un instituto superior resulta menor que todo lo que se invirtió en los tres años de estudios superiores.

Por ello, tampoco sorprende encontrar que la educación técnica superior rinda menos, en promedio, que la educación universitaria, lo que va un poco en contra de la percepción común de que “sobran profesionales y faltan técnicos en el Perú”. A partir de nuestros resultados podemos indicar más bien que “sobran técnicos muy mal calificados y sin demanda en el mercado laboral”. Además, hay que considerar que la educación superior en el Perú sirve en parte como fase nivelatoria de la deficiente educación básica y, claramente, la educación superior no universitaria promedio no cumple satisfactoriamente con ese objetivo. Se necesita, pues, una reforma urgente de la educación superior no universitaria que mejore su calidad y pertinencia laboral.

Una propuesta práctica para reducir estos problemas y forzar la salida del mercado de los institutos y universidades más deficientes y/o una mejora de su calidad y pertinencia es la realización de una megaencuesta representativa por carreras e instituciones concretas, de forma tal que los jóvenes sepan cómo les va a los egresados de cada institución específica en el mercado laboral. Nuestra apuesta es que en un futuro próximo todo joven de cualquier estrato socioeconómico, en especial de los más desfavorecidos, pueda entrar a una cabina de Internet y acceder a información amigable con los ingresos esperados, y niveles de empleo, subempleo y desempleo por cada carrera e institución superior.

Gustavo Yamada
Doctor, Ph.D., en Economía y Master, M.A. y M.Phil, en Economía por Columbia University, New York. Bachiller y Licenciado en Economía por la Universidad del Pacífico. Ha laborado para el Banco Interamericano de Desarrollo - Departamento Desarrollo Sostenible, Unidad de Pobreza y Desigualdad como Economista Senior y Jefe a.i.; asismismo en el Fondo Monetario Internacional - Departamento de Asuntos Fiscales como Economista Fiscal, y en el Ministerio de Trabajo y Promoción Social como Vice Ministro de Promoción Social, entre otros cargos en los sectores público y privado.


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