La palabra “vocación” proviene del latín vocatio, que significaba antiguamente “convocación, llamamiento” y que hoy alude a “una inclinación a cualquier estado, profesión o carrera”. Si eso es vocación, ¿qué es, entonces, una “feria vocacional”?. Nuestra lengua es muy completa: tenemos siempre más de una palabra para decir o nombrar algo. Si es así, ¿por qué llamamos “feria vocacional” a algo que no lo es?
La gran mayoría de nuestros jóvenes asisten —“son llevados”, para ser más exactos— por lo menos una vez al año a una feria a la que se convoca a diferentes universidades, institutos, academias, etcétera, para que les hablen de los beneficios que les ofrecen, y de lo que es cada carrera. Es a esto a lo que les llaman “ferias vocacionales”. Sin embargo, una visión más exhaustiva nos muestra que éstas no tienen nada —o tienen muy poco— de “vocacionales”.
No llamemos, pues, vocacional a algo que no lo es. Llamémoslas, mejor, “ferias profesionales” o “ferias promocionales”, pues de lo que en realidad se habla en ellas es de profesiones y de beneficios. No confundamos más a nuestros jóvenes, que ya lo están bastante.
En este error común suelen caer no solo las empresas que las organizan, sino también algunas prestigiosas universidades e institutos. Incluso muchos colegios utilizan este nombre cuando organizan estos eventos. Si desean comprobarlo, escriban “ferias vocacionales” en Google y confirmarán lo que les decimos.
En nuestra ya larga experiencia hemos visitado colegios y realizado charlas de orientación vocacional, así como participado como invitados a estas ferias. Y hemos notado no solo que se utiliza mal este término, sino también que en algunos casos basta llevar a los alumnos a estas ferias para dar por cumplida la labor anual de “orientación vocacional”.
Nosotros creemos que, para que nuestros jóvenes descubran su vocación, debemos darles las herramientas necesarias. Esto implica ofrecerles charlas sobre cómo iniciar su proceso de búsqueda interior y cómo descubrir su “pasión”, así como la aplicación de tests vocacionales validados y en línea, consultas a psicólogos, testimonios, entre otros mecanismos.
¿Qué hacen ustedes? ¿Qué herramientas usan? ¿Cuándo empiezan a hacerlo? ¿Qué podemos hacer por ellos?